jueves, 13 de noviembre de 2008

La Re-Sis-Ten-cia

El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. El bien no lleva al bien, y el mal no lleva al mal. Menos el mal al bien o viceversa. Puedes estar al lado de los peores poetas, de ardientes dragones y seguir. Todo depende de vos, de tu postura. Resistir.
De Re-sis-tir. De eso estuvimos hablando. Deberás hacer de los obstáculos nuevos caminos, y aquí lo primordial es negarse, y defender con valor y tenacidad la libertad, tu libertad. Como dijo Camus “la libertad no está hecha de privilegios, sino que está echa sobre todo de deberes” haciendo que seamos más responsables de todos y por todos. Sin olvidar que Gandhi nos decía que el hombre lograría la libertad exterior cuando logre su libertad interior, y llama a la formación espiritual, la educación del corazón, del despertar del alma. Si, ya sabemos, existe la razón, el iluminismo y el renacimiento y etc, pero ¿cómo pudieron los amantes de la razón dejar de lado la fe y los sentimientos? ¿acaso no deberíamos reaprender nuevamente a fusionarlos, volver a ser niños? O piensan o siente carajo! De eso se ha tratado siempre. La atroz pelea entre la Biblia y los libros. Buscar el equilibrio, amor y paz. Sentir y pensar en conjunto, si, ya sé, está difícil. Pero los niños, esos verdaderos filósofos -¿mamá cuando es mañana? O ¿de dónde vengo?- y artistas –cantan, bailan, pintan, actúan, cuentan verdaderas historias, hacen castillitos de arena, etc-, son felices. Volver a ser niños, quedarnos en la infancia, pero manteniendo la convicción y el ardor de un alma joven, invencible para siempre.
Tratarán de apagar la luz de tu alma (lo se), pero bastará una sonrisa para iluminarlos, son muchos, pero por más pequeña de sea una vela, podrá alumbrar algo. Y así, de a poco, ir encendiendo en cada uno eso que perdieron cuando se vencieron, cuando se ataron al miedo, cuando comenzaron a temer la libertad y dejaron de ser libres. El amor y la luz.
Como decía la cosmogonía órfica: en un principio existía sólo la noche, ésta puso un huevo que se partió a la mitad y nació el amor que quedó en el medio de los dos cascarones, una mitad se hizo tierra, la otra mitad cielo. Por lo tanto el amor es lo que une la tierra con el cielo en el universo desde el principio de los tiempos. Lo divino con lo humano. Olvídense de mis besos y mis caricias si quieren, pero no se olviden del buen consejo, y si Sabato lo dijo: “el ser humano no podría sobrevivir sin héroes, santos y mártires porque el amor, como verdadero acto creador, es siempre la victoria sobre el mal” entonces...
Y ahora dejo de ensayar –entre cigarros y vasos y bailes y cantos y etc- y me voy a dormir, a tomar fuerzas del coma intermitente. Porque mañana, nuevamente, tendré que volver a cantar en la miseria...