Me gusta saber que no gasto mis energías intentando ser normal, que no vivo de la imagen de mis ropas ni su cambio me significa un talante ideológico distinto. Soy yo, a pesar de la críticas, de la obtusa mirada de otro que me dice antiestético. Mi sentimiento se hamaca sobre el pensamiento que influye al decirnos que perdemos puntos en un tablero para sobrepasar en otros. Así no caemos en la trampa y reímos largo y tendido de nuestros detractores que tan pitucos se vinieron a la fiesta hoy...
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