Mis dedos saborean un collar
tu mirada gris asesina
Me hubiera gustado pasar
una o tal vez dos vidas
acariciándote los flancos luciérnagas.
Desnudo y con cicatrices blancas
en mis sueños te apareces
flor, pétalo, hojita.
En el jardín de manchas
secretos azules, rojos, violetas
una cortina con volados deshace al alba.
Entre voces algo lejanas
a la pared la siento fría
intercambiamos los lugares en la cama.
Si alguna vez volvemos al páramo
no prometo ser tu Heracles
sí besarte sobre el pasto como Morfeo.
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