martes, 6 de julio de 2010
A veces quisiera uno tener pecas
El pelo hacia el costado, la pose mientras nadie mira, las zapatillas perfectamente limpitas. El chupin o las botitas. Usted se sabe lindo y hasta hermoso y pretende ser humilde. Sonríe casi como desconociendo que los demás lo miran con deseo, que el beso que no le dan es el que no permite; usted es egocéntrico y lo sabe mejor que ninguno. Histriónico por definición, poeta del cuerpo por falta. Ya se cansan de observarlo y se animan al diálogo y a la sumatoria de gestos, los labios como para afuera, los párpados como relámpagos, las mejillas. Mientras todos se muestran usted posa, y se hace creer que no entiende el por qué de las situaciones, nadie habla con nadie por las noches si no quisiera nada señor. Usted se vuelve sólo a su casa. Marchito. Tendría que aprender a demostrar que tenemos una fuerte atracción por los mirones ¿se podría hacer algo con eso? En cuanto a lo que a uno le respecta, cuando le hablan con vergüenza y hacen cosas con los dedos, uno desearía tener un poco de pecas en la nariz y otro poco por debajo de los ojos. Para enamorar a esos que no te miran cuando te hablan, a esos que tiemblan. Uno volvería feliz a su casa con una nueva mirada de un nuevo enamorado, de la noche anterior que lamentablemente ya pasó. Y colorín colorado. etc. A veces uno quisiera tan pocas cosas para dormir lleno.
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